Todos conocemos los diamantes y más de una persona anhela tener uno en sus pertenencias en algún momento de su vida.
Mientras eso sucede, les presentamos datos curiosos que muy pocas personas conocen sobre ellos y que seguramente resultarán más interesantes de lo que ya lo son.
Nacen en las profundidades
Los diamantes se desarrollan a unos 160 kilómetros por debajo de la superficie de la Tierra. Esta amada piedra preciosa hace su espectacular entrada en nuestro mundo a través de explosiones volcánicas.
Este extraordinario proceso comienza cuando los átomos de carbono se conectan en una estructura cristalina precisa durante millones de años en condiciones extremas de calor y presión. Las kimberlitas son rocas diamantíferas que se forman en las profundidades del manto terrestre; estas kimberlitas son transportadas a la superficie por erupciones volcánicas, llevando consigo diamantes.
Puramente elemental
A menudo, la belleza de algo reside en su simplicidad.
Los diamantes son increíblemente únicos porque están formados por un único elemento: carbono puro.
Es asombroso cómo una receta tan sencilla puede dar lugar a tanta elegancia. Este material único se somete a una enorme presión y a grandes temperaturas en las profundidades del manto terrestre antes de transformarse en el reluciente diamante que atesoramos.
A diferencia de otras piedras que resultan atractivas por una mezcla de componentes, colores o matices, el brillo de un diamante proviene de su capacidad única para refractar la luz, debido a su estructura cristalina. Sorprendentemente, el mismo carbono que forma los diamantes es también el componente básico de la vida, que se encuentra en todos los organismos vivos de nuestro planeta.
El diamante es un tributo al poder de la simplicidad, que demuestra que la naturaleza puede producir algo absolutamente espectacular a partir de los materiales más básicos.
Arcoiris de Maravillas
Los diamantes no son sólo transparentes y brillantes; existen en todos los colores del arco iris. Sin embargo, si encuentran un diamante natural azul, verde, naranja o rojo, sepan que han encontrado una gema ultra rara.
Estos diamantes vibrantes, conocidos como "diamantes de colores fantasía", deben sus impresionantes tonalidades a pequeñas impurezas y anomalías estructurales de la gema. Por ejemplo, la presencia de boro confiere un tono azul, mientras que el nitrógeno puede dar a los diamantes un tinte amarillo. El más raro de todos, el diamante rojo, se crea a partir de un defecto muy poco frecuente en la estructura atómica del propio diamante.
Estos diamantes de color, sobre todo los de tonos vivos, suelen alcanzar precios mucho más elevados que sus homólogos transparentes. Según el GIA, de las decenas de miles de diamantes naturales que se han clasificado en los últimos 20 años, sólo el 0,4% han sido diamantes de color fantasía.
Así que, aunque el clásico diamante blanco sigue siendo uno de los favoritos, hay todo un espectro de belleza de diamantes esperando a ser explorado y admirados.
Un nombre con significado
La palabra "diamante" no surgió de la nada. El término "diamante" tiene su origen en la palabra griega "adamas", que se traduce como invencible o indestructible.
Esto no solo hace referencia a su dureza; muchas culturas y civilizaciones antiguas creían que las piedras preciosas como los diamantes conferían a sus portadores valor y fuerza en las batallas.
Los diamantes aparecen en los mitos de los dioses griegos como armaduras o armas, y algunas de las historias más fascinantes de la mitología contienen objetos fabricados con diamantes. La espada de Cronos, las cadenas de Prometeo y el casco de Heracles están hechos de diamantes y, como tales, son indestructibles.